La administración del presidente Donald Trump ha implementado una serie de aranceles que afectan significativamente a las exportaciones mexicanas, especialmente en sectores clave como el automotriz, agrícola y de bebidas. Aunque China es el blanco principal —con un arancel propuesto del 60%—, los efectos colaterales ya se sienten en el mercado Mexicano.
En este artículo abordaremos cómo está situación está afectando a distintos sectores claves de la economía mexicana, donde la propuesta de un arancel general del 10% pone bajo presión a los commodities y manufacturas que dependen del comercio con Estados Unidos. Analizaremos su comportamiento actual y las perspectivas a futuro.
México es el principal socio comercial de EE.UU., con exportaciones que superan los $450 mil millones en 2023, según la U.S. Census Bureau. Entre los productos más expuestos están el maíz, el aguacate, la cerveza, el azúcar y las autopartes. La incertidumbre ya se refleja en los precios internacionales y en contratos a futuro.
El Peterson Institute for International Economics estima que, si estos aranceles se aplican de forma generalizada, el impacto en el PIB mexicano podría alcanzar hasta una caída del 1.5% anual, dependiendo de su duración y del manejo político en EE.UU.
Sectores Afectados
En el sector automotriz, el golpe podría ser estructural. México exporta más del 75% de su producción de vehículos y componentes a Estados Unidos. La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) calcula que un arancel del 25% reduciría las exportaciones del sector entre un 8% y un 12%, afectando cadenas de suministro integradas y elevando costos para fabricantes estadounidenses. Empresas japonesas con plantas en México, como Nissan, Honda y Toyota, también están expuestas. En el caso de Nissan, se proyecta una caída del 56% en utilidades.
El sector agroalimentario mexicano, altamente dependiente del mercado estadounidense, también enfrenta un panorama incierto. Productos como aguacate, tomate, berries, cerveza y carne están bajo presión, no solo por aranceles actuales, sino por el “efecto psicológico” del riesgo comercial, que ya afecta contratos y precios a futuro. En marzo, el precio del aguacate cayó un 12% tras declaraciones de Trump sobre mayores controles fronterizos.
Además, desde el 4 de abril de 2025, se aplica un arancel del 25% a las importaciones de cerveza y latas de aluminio vacías. Esto afecta directamente a gigantes como Grupo Modelo y Heineken México, que enfrentan mayores costos y menor competitividad en su principal mercado. A esto se suma la amenaza de nuevos aranceles a productos frescos. El Consejo Nacional Agropecuario advirtió que más de un millón de empleos rurales están en riesgo si México pierde competitividad frente a países como Perú o Chile.
El mercado ya ha reaccionado. Las acciones de empresas agroindustriales han mostrado volatilidad, y algunos fondos están ajustando su exposición al riesgo México — EE.UU. Aun así, no todo es negativo: compañías con estrategias de diversificación, como Bimbo y Gruma, podrían fortalecerse si logran redirigir exportaciones hacia Europa o Asia.
Por su parte, México ha optado por la moderación. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que no aplicará aranceles recíprocos, y en su lugar está preparando un programa integral para proteger sectores estratégicos y mantener la estabilidad comercial.
El golpe a los commodities mexicanos es real, medible y ya visible en los precios. Pero en un entorno volátil también hay espacio para posicionarse estratégicamente.
La clave no está en reaccionar al ruido político, sino en leer los datos: identificar sectores resilientes, revisar niveles de exposición y anticiparse con información.
Consejo para inversionistas
Si estás invirtiendo en empresas agroalimentarias, automotrices o de bebidas mexicanas, revisa qué porcentaje de sus ingresos depende de exportaciones a EE.UU. Las más expuestas sentirán presión en el corto plazo, pero podrían recuperar terreno si ajustan su estrategia o si los aranceles no se consolidan.
Prioriza empresas con diversificación geográfica y flexibilidad operativa. También considera reducir exposición a sectores más sensibles mientras se define el rumbo político-comercial. Y, sobre todo, mantén una visión de mediano plazo: podrían surgir oportunidades interesantes cuando el mercado sobre castigue ciertos activos.
Finalmente, no pierdas de vista el calendario político en EE.UU. Esta volatilidad no es un accidente: es parte del ciclo. La diferencia estará en cómo actúes.