Hamas e Israel llegaron a un acuerdo para terminar con los enfrentamientos en Gaza tras varios meses de destrucción y violencia. El acuerdo comprende el cese al fuego, la liberación de prisioneros palestinos y la liberación de rehenes israelíes. Muchos lo consideran el primer paso verdadero hacia la paz desde que empezó el conflicto.
El anuncio fue acogido con precaución, pero también con optimismo. Algunas personas salieron a festejar por las calles de Gaza, mientras que en Israel familias completas se aferran al anhelo de reencontrarse con sus seres queridos. El pacto, logrado después de arduas negociaciones en Egipto con la intervención de Estados Unidos y Qatar, persigue una desescalada progresiva que facilite la entrada de asistencia humanitaria y la reconstrucción de áreas devastadas.
No obstante, no todos están seguros de que esta tregua se mantendrá. En el gobierno israelí, sectores de línea dura piensan que el acuerdo le otorga demasiados beneficios a Hamas, mientras que en Gaza hay grupos más radicales que están recelosos de cualquier promesa proveniente del otro lado. Ahora la dificultad será conservar la tranquilidad y llevar a cabo los compromisos en hechos concretos.
Según fuentes diplomáticas, el plan incluye un proceso para liberar a cientos de prisioneros palestinos a cambio de todos los rehenes que todavía están bajo control de Hamas y una retirada parcial del ejército israelí. Asimismo, Egipto y la ONU tienen la responsabilidad de vigilar las primeras fases del alto al fuego para asegurar que se cumpla.
El contexto no es irrelevante: Gaza se encuentra devastada: hay miles de casas destruidas, hospitales en crisis y una economía estancada. Los residentes se enfrentan a la falta de agua, comida y electricidad. Por lo tanto, la estabilidad del acuerdo no solo estará sujeta a la voluntad política, sino también a qué tan rápido llegue la asistencia internacional.
Reacción de los mercados financieros
La noticia provocó en los mercados petroleros una baja moderada, pero relevante; el petróleo crudo Brent se situó en torno a 65,91 USD por barril, con una caída del 0,51 %. Por otro lado, el WTI (el estándar de Estados Unidos) disminuyó un 0,61 %, hasta cerca de 62,17 USD por barril.
Los analistas lo interpretan de manera clara: esa baja muestra que el “riesgo geopolítico” estaba incluido en los costos del petróleo, y con la tregua ese sobreprecio desaparece.
Además, en los mercados de valores también ocurrieron sucesos interesantes: se redujeron las acciones de empresas navieras como Maersk debido a que se esperaba que las rutas marítimas (por ejemplo, por el Canal de Suez o el Mar Rojo) pudieran volver a funcionar con normalidad y así disminuir gastos logísticos.
Sin embargo, si el alto al fuego se interrumpe, las consecuencias podrían ser instantáneas: el precio del petróleo volvería a aumentar, las rutas marítimas por el mar Rojo sufrirían daños y los inversores buscarían refugio en activos más seguros. En resumen, la paz tiene recompensa, pero la guerra sigue teniendo un alto costo para todos.
En este momento, el mundo observa con expectativa. Israel y Hamas han rubricado lo que podría representar el comienzo de una nueva fase o, solamente, un nuevo paréntesis en una historia signada por la tragedia y la desconfianza. La interrogante que se hace mucha gente es si, en esta ocasión, la paz podrá resistir el estruendo de las armas.