Amazon anunció el despido de 14,000 empleados de la empresa y lo hizo con un discurso revolucionario: la empresa se está reestructurando para encabezar la revolución de la inteligencia artificial.
En su comunicación oficial, la directiva habló de eliminar capas, reducir la burocracia y reorientar la inversión hacia mayores apuestas en su anuncio promocionando la inteligencia artificial generativa como la tecnología más transformadora del mundo desde Internet.
Aparentemente, es un adelantado a su tiempo. Una mirada más profunda muestra que la IA es menos culpable y más una coartada conveniente para una estrategia corporativa tan antigua como el capitalismo: recortar costos para complacer a Wall Street. La respuesta del mercado fue la señal más clara de esta motivación subyacente.
Las acciones de Amazon subieron tras el anuncio de los despidos, una reacción habitual de los inversores que celebran las medidas de eficiencia y mejora de márgenes. Tras la contratación masiva durante la pandemia la empresa había estado bajo presión para ajustar sus velas.
En este marco plantear los despidos como efecto inevitable de la innovación tecnológica es una buena estrategia de relaciones públicas.
Gran parte de los despidos ha sido por subcontratar y ahora toca recortar para inflar nuestros números trimestrales. Este es un modelo que no es exclusivo de Amazon, se ha vuelto una guía estratégica para grandes empresas como Accenture, Salesforce, Lufthansa.

Todas han despedido gente, diciendo que es por la automatización y la IA. Aunque la tecnología juega como chivo expiatorio perfecto, un agente externo fuera de control que exime a la dirección de decisiones impopulares. Hacer que la reducción de personal se sienta no como un recorte de costos o un error, sino como un salto hacia el futuro.
Para un analista los despidos se sienten más como una medida financiera que como una verdadera transformación tecnológica la inteligencia artificial es la excusa, no la razón.
La ironía se profundiza al escuchar la retórica del CEO, Andy Jassy. Jassy llegó a decir que sus clientes de AWS no estaban reduciendo costos, sino optimizando costos, una diferencia sutil pero importante, cuando se le preguntaba en el pasado sobre la forma en que estaban controlando los gastos.
La empresa con otra ronda de despidos masivos en su propia plantilla vuelve a hablar de optimización y eficiencia, aunque eso suponga perder el puesto de trabajo para miles de personas. Esta doble moral implica que la historia varía según la perspectiva en que se ve.
Aunque la inteligencia artificial está transformando el mundo laboral, su papel en los despidos masivos de Amazon parece ser más un catalizador narrativo y un desarrollo de acuerdo a sus objetivos financieros. El recorte de miles de empleados está en línea con lo que los inversores esperaban y lo que la situación financiera exige.
Amazon ha intentado comunicar con un discurso sobre la innovación y el futuro, sin embargo ha llevado a cabo una medida clásica de reducción de costes, sino que crea un peligroso precedente: el uso de la tecnología como excusa indiscutible para poner por encima de las personas al beneficio financiero con el beneplácito del mercado.
