AT&T, ha iniciado los preparativos para retirarse de México después de una década sin lograr posicionarse como un verdadero competidor frente a Telcel. Según El País, la empresa ya busca compradores para su filial mexicana y aspira recaudar más de 2,000 millones de dólares con la venta de su operación local.
La decisión de AT&T se da tras años de dificultades para obtener ganancias significativas y aumentar su participación en un sector altamente concentrado. Analistas aseguran que, pese a la fuerte inversión realizada desde su llegada en 2015, cuando adquirió Iusacell y Unefon, la compañía jamás logró acercarse a los niveles de penetración y rentabilidad de Telcel. Actualmente, AT&T cuenta con alrededor de 24 millones de clientes en el país, muy lejos de los casi 76 millones controlados por su principal rival.
Causas del fracaso en el mercado mexicano
La falta de adaptación en su modelo de negocio al consumidor mexicano y la competencia feroz de Telcel han complicado el éxito para la empresa. Además, el entorno regulatorio que, en opinión de la empresa, nunca logró romper el monopolio histórico del sector de las telecomunicaciones. Inversionistas internacionales como el fondo Elliott Management han señalado que las operaciones mexicanas de AT&T han sido poco rentables, generando deuda para la matriz estadounidense.
La salida de AT&T se da en un contexto en el que otras empresas extranjeras, como Telefónica, consideran vender sus operaciones en México, debido a las dificultades que presenta el mercado. Aunque aún no hay un comprador definitivo ni se ha anunciado una venta concreta, la intención de la compañía sigue firme.
Impacto en usuarios, mercado y regulación
Para sus usuarios, la incertidumbre es alta. De concretarse la retirada, tanto clientes como empleados enfrentarían un periodo de transición. Expertos prevén una posible consolidación adicional del mercado a favor de Telcel y los operadores móviles virtuales que recientemente han ganado terreno en México.
La posible salida de AT&T representa el mayor caso reciente de una multinacional que no logra conquistar el mercado mexicano. La repercusión social podría traducirse en menor competencia, menos opciones para los consumidores y un nuevo repunte de precios en servicios móviles y de datos. Mientras tanto, las autoridades mexicanas se ven presionadas a revisar el marco regulatorio. Evitando una mayor concentración y lograr un ambiente propicio a la inversión extranjera en el sector.
Qué motivó a AT&T a considerar su retiro definitivo de México
Existe una fuerte concentración del mercado, titanes como Telcel aun mantienen más de tres veces la base de los usuarios. Conservando la mayoría de los ingresos y haciendo difícil que otras empresas lleguen a posicionarse. Además, tiene el control estratégico del sector móvil mexicano, a pesar de una fuerte inversión y adquisiciones importantes desde su llegada en 2015.
Otra de las razones por las que ATYT planea retirarse es por la falta de rentabilidad de la filial mexicana. Al no generar utilidades sostenidas, Elliott Management, uno de los principales inversionistas de AT&T, planea replantear o desinvertir en los activos menos rentables. Además los costos operativos son muy altos, obligando a la empresa a devolver parte de su espectro radioeléctrico.
Pese a reformas y promesas iniciales, AT&T ha señalado reiteradamente que el entorno en México sigue sin ser lo suficientemente equitativo para operadoras distintas a América Móvil. La expectativa de un mercado más balanceado no se concretó en los hechos. Además del dominio de Telcel, AT&T enfrenta competencia de operadores móviles virtuales y bajas tarifas, lo que deteriora márgenes y dificulta el posicionamiento de productos premium.
AT&T ha reportado ingresos en aumento y mantiene alrededor de 22 a 24 millones de usuarios, sin embargo, la distancia frente a sus rivales y la falta de avances regulatorios claros generan incertidumbre sobre la viabilidad a largo plazo de su operación en México. Por ello, la venta de su filial mexicana busca recuperar parte de la inversión y satisfacer las demandas de eficiencia del mercado e inversionistas.
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