Aunque Donald Trump endureció las reglas del comercio con China, los datos muestran que el vínculo económico entre ambos países sigue siendo fuerte. Cada día, más de mil millones de dólares en productos cruzan el Pacífico rumbo a Estados Unidos. En septiembre las cifras incluso superaron a las de agosto, una señal de que muchas empresas estadounidenses todavía dependen de los insumos chinos.
Exportaciones que resisten
Aunque el comercio total entre ambos países cayó en los últimos seis meses, algunos sectores muestran signos de recuperación.
Los cigarrillos electrónicos, las bicicletas eléctricas y los componentes eléctricos son algunos de los productos que más crecieron.
Según un análisis basado en datos aduaneros, las exportaciones chinas de bicicletas eléctricas superaron los 500 millones de dólares en el trimestre hasta septiembre, un ligero aumento frente al año anterior. También subieron los envíos de cátodos de cobre refinado, que alcanzaron 270 millones de dólares, y los cables eléctricos, que aumentaron un 87 %, hasta los 405 millones de dólares.
El peso de China en la cadena global
China continúa siendo un eslabón clave en la fabricación mundial. Su dominio en áreas como las tierras raras, los componentes electrónicos, los imanes industriales y los productos químicos farmacéuticos dificulta cualquier intento de reemplazarla a corto plazo.
Aun con los aranceles, muchas empresas de Estados Unidos prefieren pagar más antes que parar su producción. Según un informe, China logró un superávit comercial récord de 586 000 millones de dólares en la primera mitad del año, gracias a que sus exportaciones se mantuvieron estables y varios sectores empezaron a recuperarse.
Según datos de Europa Press, aunque en abril de 2025 las exportaciones chinas hacia Estados Unidos bajaron un 21 %, sus envíos al resto del mundo subieron un 8,1 %. Esto muestra que China ha encontrado nuevos mercados y caminos para compensar el impacto de los aranceles.
Datos arrojaron que en abril de 2025 las exportaciones chinas hacia Estados Unidos bajaron un 21 %, sus envíos al resto del mundo subieron un 8,1 %. Esto muestra que China ha encontrado nuevos mercados y caminos para compensar el impacto de los aranceles.
Riesgo compartido
La idea de Trump de depender menos de productos chinos tiene sus límites. Los aranceles hacen que todo sea más caro, tanto para las empresas como para los consumidores en Estados Unidos. Mientras tanto, China busca nuevos socios en Asia, África y América Latina para reducir el impacto de las tensiones comerciales.
Lo que viene
El destino de esta disputa dependerá de si EE.UU. decide subir aún más los aranceles, algo que Trump ha sugerido en reiteradas ocasiones. A largo plazo, la presión podría empujar a algunas industrias a diversificar su producción hacia países como Vietnam, México o India.
Sin embargo, los analistas coinciden en que romper con China no será fácil, especialmente en sectores donde su dominio es estructural, como los materiales críticos y la tecnología avanzada.
Seis meses después del inicio de esta nueva etapa de la guerra comercial, está claro que los aranceles no rompieron el vínculo económico entre China y Estados Unidos. El comercio entre ambos bajó, pero sigue siendo enorme, y los dos países todavía se necesitan. China mantiene su peso en la industria mundial, y muchas empresas estadounidenses continúan dependiendo de lo que produce.
En un contexto de tensiones políticas y cambios económicos, la interdependencia económica entre ambas potencias sigue siendo más fuerte de lo que parece.