El Banco de México anunció que dejará de emitir el billete de 20 pesos, que tiene la imagen de Benito Juárez y es uno de los más emblemáticos y utilizados en México. Su retiro será progresivo, aunque seguirá siendo un medio de pago válido: los bancos dejarán de recibir billetes nuevos de este monto y, con el tiempo, dejarán de circular.

La medida es parte del plan de Banxico para reemplazar los billetes de baja denominación con monedas, que son más duraderas y menos costosas de mantener. No es el primer caso: ocurrió con los billetes de 10 pesos, que se fueron reemplazando gradualmente por las monedas que hoy tenemos en el bolsillo.
Por lo tanto, a pesar de que todavía podrás utilizar tus “veintes”, es inevitable que desaparezcan.
Un termómetro del poder adquisitivo más que un billete.
La retirada del billete de 20 pesos es más significativa de lo que parece. Cuando un país suprime una denominación baja, está reconociendo, aunque de manera implícita, que esa cantidad ha dejado de ser significativa en la vida cotidiana.
Diez años atrás, con 20 pesos se podía adquirir un desayuno simple o llenar la mitad del tanque de gasolina de una motocicleta. Hoy en día, en muchos casos, es suficiente con una botella de agua o un café. Banxico está consciente de que, debido a la inflación, su papel como “unidad útil de compra” ha ido disminuyendo.
Al intercambiarlo por una moneda, su valor nominal no se ve alterado; sin embargo, transmite un mensaje claro: el dinero de menor denominación disminuye en valor real.
Consecuencias para tu bolsillo
Los precios suben; cuando los billetes más pequeños desaparecen, las transacciones tienden a concluir con cifras más elevadas. Ese redondeo, que aparenta ser mínimo, acaba perjudicando más a los compradores frecuentes de pequeñas cantidades.
Los comercios tendrán que ajustarse, tendrán que modificar la manera en que manejan el cambio aquellas tiendas, taxis o mercados populares que aún dependen en gran medida del efectivo. Y si la circulación de billetes disminuye, será más frecuente escuchar “no tengo cambio”.
Los que utilizan más dinero en efectivo son los que más se ven perjudicados. En México de acuerdo al INEGI, cerca del 51% de la población no está bancarizada. Para ellos, perder una designación práctica puede dificultar sus finanzas diarias. Por otro lado, los que utilizan medios electrónicos de pago apenas notarán el cambio.
No es una devaluación, pero sí un indicio.
Es fundamental aclarar: Banxico no está restando valor al peso ni depreciando la moneda. El valor del billete de 20 pesos se mantiene inalterado y la denominación no desaparecerá. Solo será reemplazado por una moneda. Lo que se transforma es su forma: de papel a metal.
No obstante, el contexto es evidente: en una economía en la que los precios aumentan y los billetes pequeños dejan de existir, se modifica la percepción del “valor del dinero”. De alguna forma, cada vez que se retira una denominación baja, es un recordatorio de que nuestro poder adquisitivo ha disminuido —y casi siempre hacia abajo.
Una transición que señala una época
El hecho de despedir al billete azul de Benito Juárez no es solo un asunto relacionado con la durabilidad o el diseño. Es la representación de una nación en la que el costo de vida ha aumentado tanto que veinte pesos ya no alcanzan para adquirir lo que se podía comprar anteriormente.
Banxico se inclina por los pagos y las monedas digitales, mientras que la economía lo hace por cantidades más elevadas. No obstante, en medio de esa transformación hay millones de mexicanos que todavía calculan su día a día “por veintes”: el café, el pasaje, la propina y el pan de la tarde.
El retiro del billete de 20 pesos tal vez no sea una crisis, pero sí un reflejo: un espejo que nos revela los cambios ocurridos en la relación entre el dinero, los precios y la vida diaria.