Durante más de una década, decir Golden Globes y Ricky Gervais en la misma frase se volvió casi inseparable. El comediante británico no sólo ha sido uno de los hosts más polémicos de la ceremonia, también se convirtió en un referente cada vez que se discute qué tan ácidos pueden ser los chistes en una entrega de premios televisada.
Hoy, a las puertas de las nuevas ediciones de los Golden Globes, el efecto Gervais sigue presente: se le menciona en rankings de mejores conductores, en notas sobre “cancel culture” y hasta en columnas que comparan a los hosts actuales con su estilo corrosivo.
El anfitrión que rompió el molde
Ricky Gervais fue elegido para conducir la gala en cinco ocasiones: 2010, 2011, 2012, 2016 y 2020, un récord para la ceremonia.
La propia organización destacó en 2019 que su regreso para la edición 77 representaba “la quinta vez” que se ponía al frente del show y citó al comediante prometiendo que sería “la última vez” que aceptaba el encargo, algo que él mismo ha repetido en entrevistas.
Su sello fue claro desde el inicio: monólogos de stand up que se sentían más como un roast público a Hollywood que como una presentación amable. Entre sus chistes más comentados están los dirigidos a Mel Gibson, Johnny Depp, Harvey Weinstein y la propia Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), recopilados una y otra vez en videos virales y artículos que revisan sus “bromas más brutales” en la ceremonia.
2020: el “último” monólogo que incendió la gala
La cúspide de esa relación amor-odio con la industria llegó en 2020, cuando Gervais condujo la 77ª edición de los Golden Globes. Ese año abrió su monólogo con una frase que marcó la noche: “Van a estar contentos de saber que esta es la última vez que presento estos premios, así que ya no me importa”.
A partir de ahí, siguieron chistes sobre Jeffrey Epstein, el escándalo de sobornos en universidades, la vida amorosa de Leonardo DiCaprio, las acusaciones de falta de diversidad dentro de la HFPA y las condiciones laborales detrás de gigantes como Apple, Amazon y Disney.
La reacción fue tan polarizante como intensa. Críticos de medios progresistas calificaron su rutina de “rancia” o demasiado complaciente con ciertas posturas, mientras que comentaristas conservadores la celebraron como un ataque frontal a la “hipocresía” de Hollywood. El propio Gervais dijo después que había sido “la mejor reacción” que había recibido por un monólogo en la ceremonia.
Desde entonces no ha vuelto a presentar la ceremonia y, hasta la fecha, no hay ningún anuncio oficial que indique su regreso como host, pese a que su nombre sigue apareciendo en debates y columnas cada temporada de premios.
Y aunque él insista en que ya tuvo “su última vez” en el escenario de los Golden Globes, es evidente que, al menos en la memoria colectiva, Ricky Gervais seguirá siendo durante mucho tiempoel estándar con el que se mida a cualquier nuevo host.