La ciudad de Terrassa, al norte de Barcelona, ha tomado una medida preventiva de protección animal: desde el 1 de octubre hasta el 10 de noviembre de 2025 se paralizarán las adopciones o acogidas de gatos negros en los centros municipales de animales. Según la policía local, esta prohibición se debe al temor de que en Halloween y días próximos los gatos de ese color sean capturados para fines poco lícitos o supersticiosos/rituales.
El concejal de bienestar animal de la ciudad, Noel Duque, aseguró que han visto un aumento en adopciones de gatos negros “para rituales o porque ‘queda cool’ en la temporada”. En Terrassa no existen denuncias ni casos confirmados de maltrato o rituales con gatos negros. Sin embargo, la medida preventiva se adopta ante casos localizados en otras comunidades.
La ordenanza municipal determina que toda adopción de gato negro en ese tiempo será sometida a evaluación técnica del adoptante. Sólo se permitirá en caso de demostrarse historial y garantías de bienestar para el animal.
Pasado el tiempo (10 de noviembre), el proceso normal de adopción y acogida de gatos negros se reabrirá. Las autoridades no descartan implementar esta medida en años venideros, en dependencia de su efectividad.

Razón y contexto
Los gatos negros han sido objeto de supersticiones y se les ha asociado con la mala suerte. Esto, en algunas culturas, ha generado riesgos de abandono, maltrato o uso como decoración temporal en Halloween. Ante esto, refugios de todo el mundo han implementado políticas temporales y preventivas. Así evitan que tales animales caigan en manos de personas irresponsables en sus momentos más vulnerables.
“El Ayuntamiento de Terrassa ha aclarado que su decisión no es una discriminación del pelaje negro, sino una medida excepcional de protección animal”.
Reacciones
Organizaciones locales de bienestar animal han respaldado la iniciativa. Por ejemplo, la presidenta de una protectora felina de Terrassa lo calificó de “triste pero necesario” por el estigma que todavía existe con los gatos negros.
Por otro lado, algunas voces alertan de que la medida podría suponer que los gatos negros pasen todavía más tiempo en las protectoras, con los riesgos para su salud que ello conlleva.
Estudios indican que los gatos negros son adoptados con menor frecuencia que el resto por un problema de imagen y prejuicio.

En conclusión, la suspensión temporal de adopciones de gatos negros en Terrassa es una medida preventiva para proteger a estos animales en una época en la que pueden ser más vulnerables a un uso indebido. Si bien no hay registros en la ciudad de rituales con estos animales, la norma demuestra la preocupación social y animalista. Se busca prevenir que los gatos negros sean víctimas de supersticiones, abandono o maltrato.
Su carácter temporal y condicionado trata de ponderar el derecho del adoptante idóneo con la protección de los animales más vulnerables.