La suspensión definitiva que permite a Uber operar en aeropuertos mexicanos llega justo 231 días antes del partido inaugural del Mundial de Fútbol 2026 en el Estadio Azteca. No es coincidencia. Es el resultado de una presión invisible pero implacable: México será el escaparate de millones de turistas internacionales, y el país no puede darse el lujo de repetir el caos de transporte que ha caracterizado sus aeropuertos durante años.
La cuenta regresiva que cambió todo
Cuando la jueza Blanca Lilia Ochoa concedió la suspensión definitiva el 27 de octubre de 2025, no solo resolvió una batalla legal de más de una década entre Uber y los taxistas. Inadvertidamente, activó un interruptor que el gobierno mexicano había evitado tocar por presiones políticas y económicas: la necesidad urgente de modernizar el transporte en aeropuertos antes de que 5.5 millones de turistas lleguen al país.
Juan Pablo Eiroa, director general de Uber México, no esconde la estrategia. “Estamos trabajando desde hace meses porque la cantidad de gente que va a llegar para el Mundial va a ser impresionante. Trabajamos con el gobierno en mejorar la experiencia con los aeropuertos para que los turistas tengan una buena impresión de México”, declaró a Efe.
El detalle que transforma la narrativa: Uber lleva firmando convenios con la Liga MX, la Selección Mexicana y autoridades locales desde inicios de 2025, justo cuando los preparativos del Mundial se intensificaron. La resolución judicial no es un evento aislado, es parte de un reposicionamiento estratégico donde Uber se presenta como la solución al problema de movilidad más urgente del país.
Los números que nadie puede ignorar
Las cifras exponen la magnitud del reto. México espera recibir casi el triple de visitantes que el mundial de Qatar 2022 que albergó 1.8 millones de aficionados. La distribución geográfica agrava el desafío: Ciudad de México recibirá la mayoría del flujo internacional de turistas, seguida de Guadalajara y Monterrey.
Pero la matemática del transporte es brutal. Por cada aficionado con boleto, se proyecta que seis turistas adicionales visitarán México durante el torneo. Esto significa que los aeropuertos de las tres sedes deben procesar millones de pasajeros adicionales durante 25 días, del 11 de junio al 5 de julio de 2026.
La primera impresión que México no puede arruinar
“Cuando llega un turista al aeropuerto, es la primera impresión que tiene del país, y tener una muy buena impresión ayuda a todo lo demás”, explicó Eiroa a Milenio. Esta frase resume el pánico silencioso de autoridades que saben lo que está en juego: el Mundial 2026 no es solo un evento deportivo, es una ventana de promoción global para que México alcance el quinto lugar de naciones más visitadas del mundo.
Josefina Rodríguez Zamora, secretaría de Turismo, estimó un crecimiento del 44% en turismo solo durante las fechas mundialistas, con un aumento del 48% en el gasto promedio por turista. Traducido: se esperan ingresos superiores a 3 mil millones de dólares durante el torneo, un 235% más de lo generado durante un Gran Premio de Fórmula 1.
El contraste que avergüenza: Qatar como espejo
Qatar 2022 dejó lecciones que México no puede ignorar. A pesar de ser un país con menos de 3 millones de habitantes, Qatar recibió a 1.5 millones de aficionados durante un mes y construyó un sistema de transporte ejemplar. Su metro de Doha transportó a 1.4 millones de personas durante el torneo, reduciendo el tráfico y facilitando desplazamientos con trenes cada tres minutos.
El contraste es doloroso. La Ciudad de México tiene 22 millones de habitantes en su área metropolitana, 10 millones de vehículos registrados, y un sistema de metro diseñado para 4.5 millones de pasajeros diarios pero que transporta 5.5 millones. Forbes catalogó a la capital mexicana como “la ciudad más congestionada del mundo”.
Durante la pandemia de COVID-19, el metro de CDMX enfrentó múltiples crisis: colapsos de estructuras, incendios, descarrilamientos e inundaciones. La infraestructura tiene más de 50 años y opera constantemente saturada.
Qatar ofreció transporte público gratuito a quienes tuvieran boleto para los partidos, incluyendo metro, tranvía y autobuses Karwa con accesibilidad completa. México aún debate si Uber puede siquiera operar en aeropuertos.
El silencio de las autoridades que grita
Mientras Uber proclama victorias judiciales y firma convenios mediáticos, las autoridades aeroportuarias mantienen un perfil bajo revelador. Almirante José Ramón Rivera Parga, director del AICM, declaró en 2024: “Lo ideal es que se llegue a una regulación donde ambos servicios puedan convivir de manera legal para beneficio del pasajero”. Esa frase diplomática expone la parálisis institucional.
Lo que los datos revelan: México ha invertido más de 225 mil millones de pesos en infraestructura para el Mundial, incluyendo 8 mil millones solo para renovar el AICM. Pero la inversión en transporte y turismo se desplomó en 2025, justo en el año crítico previo al torneo.
Los expertos advierten sin rodeos. Durante el Master Talk “Movilidad, logística y sustentabilidad rumbo al Mundial 2026”, Silvia Mejía de Steer, firma de consultoría en movilidad, expuso que las tres metrópolis sede “enfrentan retos de movilidad y congestión” y que “los partidos ocurren en días laborales, por lo que se requiere establecer estrategias de mitigación de riesgos”.
La especialista advirtió sobre fenómenos ambientales, problemas sociales y congestión vehicular como riesgos asociados al Mundial. Recomendó incentivar el uso de transporte público, incluso haciéndolo gratuito durante los partidos, “pero que además sea seguro”.
Esa última frase —”pero que además sea seguro”— condensa años de frustración de usuarios que han sufrido violencia en transporte público, extorsiones de taxistas y la ausencia de alternativas confiables.
La estrategia de Uber: Ser el salvador
Pero Uber no está jugando. La empresa utilizará “lecciones tecnológicas y operativas” de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde tuvo un desempeño exitoso.
Parte de su estrategia consiste en:
- Capacitar a todo el personal en pleno para que trabajen por zonas y horarios de mayor demanda para mejorar el servicio.
- Migración temporal de socios: Promover que socios que vivan en otras ciudades se desplacen a las principales sedes los días de partido.
- Mayores incentivos: simplificar el alta y mejorar los pagos para aumentar la oferta y bajar los precios.
- Colaborar con autoridades: Trabajar con gobiernos locales para hacer mejor la experiencia en aeropuertos.
Eiroa es tajante: “Vamos a estar actuando para informar a los conductores en qué momento les va a interesar estar conectados para poder cubrir toda la demanda que nos va a venir”.
El elefante en la habitación: infraestructura insuficiente
Mientras Uber se prepara operativamente, la infraestructura física sigue siendo el talón de Aquiles. Los aeropuertos de las tres sedes están en proceso de modernización, pero el tiempo apremia.
Patxi Borbolla, director de Proyectos Estratégicos de GAYA, fue contundente: “El Mundial será un parteaguas en términos de infraestructura. No se trata solo de manejar el volumen de pasajeros, sino de ofrecer una experiencia de alto nivel que proyecte profesionalismo y hospitalidad desde el momento de llegada”.
Los aeropuertos de CDMX, Guadalajara y Monterrey están invirtiendo miles de millones de pesos en:
- Expansión de terminales y salas de espera
- Mejoras en pistas y torre de control
- Vialidades de acceso
- Estacionamientos adicionales
Pero según analistas de Moody’s Ratings, el Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) y Toluca no reducirán significativamente la demanda del AICM. El cuello de botella permanece.
La pregunta incómoda: ¿por qué se necesitó un Mundial?
La resolución judicial a favor de Uber expone una verdad incómoda: México lleva más de una década sin resolver un conflicto que afecta a millones de usuarios. Taxistas y Uber coinciden en pedir al Congreso que legisle, pero ninguna propuesta ha prosperado.
El timing es revelador. Una propuesta de la SICT para regular plataformas digitales en aeropuertos estuvo “a punto de aprobarse” en septiembre de 2024, pero quedó “parada por una presión minoritaria”. Ahora, a ocho meses del Mundial, una jueza resuelve mediante amparo lo que el Congreso evitó durante años.
¿La presión internacional del Mundial 2026 forzó finalmente una solución? Las coincidencias son demasiadas para ignorarlas:
- Uber intensifica lobbying y convenios en 2025
- Aumenta la inversión publicitaria vinculando marca con Mundial
- La resolución judicial llega 231 días antes del partido inaugural
- Autoridades evitan pronunciarse sobre taxistas para no generar protestas pre-Mundial
El riesgo que persiste
La suspensión definitiva no resuelve el conflicto de fondo. Taxistas han amenazado con bloqueos y protestas en todos los aeropuertos del país. Más de 10,000 familias dependen de concesiones de taxis en aeropuertos y argumentan “competencia desleal”.
Si estallan protestas durante el Mundial, México enfrentará una crisis de imagen internacional. Los organizadores de Qatar 2022 esperaban “embotellamientos” pero implementaron soluciones coordinadas, apelando a residentes y visitantes a “seguir las reglas” y “planificar desplazamientos”.
México aún no ha presentado un plan integral público similar. Los expertos recomiendan transporte público gratuito y seguro durante partidos, pero el metro de CDMX sigue operando con deficiencias estructurales.
El legado que podría dejar el Mundial
Si México logra resolver exitosamente el desafío de movilidad, el Mundial 2026 podría convertirse en el catalizador que modernizó el transporte en el país. La expectativa de generar 24 mil empleos directos y más de mil millones de dólares en consumo turístico crea un incentivo económico imposible de ignorar.
Pero si fracasa, la historia recordará al Mundial como la oportunidad desperdiciada. Qatar invirtió décadas en infraestructura antes de albergar el torneo. Brasil enfrentó críticas severas por obras inconclusas en el Mundial 2014. Rusia 2018 demostró capacidad logística ejemplar.
México tiene ocho meses para demostrar si puede estar a la altura. La resolución judicial a favor de Uber es apenas el primer paso. Falta legislación permanente, inversión en transporte público, capacitación de personal, protocolos de seguridad y coordinación entre tres niveles de gobierno.
La paradoja final
La ironía no podría ser más grande: México necesitó la presión de un evento deportivo global para resolver un problema cotidiano que afecta a millones de ciudadanos. La “suspensión definitiva” de Uber no es una victoria del Estado de Derecho, es el reconocimiento implícito de una parálisis institucional de más de 10 años.
Juan Pablo Eiroa tiene razón en algo: la primera impresión en el aeropuerto definirá la experiencia de los turistas. Pero esa primera impresión no debería depender de una batalla judicial ganada meses antes del torneo. Debería ser el resultado de un sistema de transporte moderno, regulado y eficiente que existiera desde hace años.
El Mundial 2026 puede ser el catalizador que México necesitaba. O puede ser el espejo que expone todo lo que el país no hizo cuando tuvo oportunidad. La cuenta regresiva ya comenzó, y esta vez no hay prórroga.