Las relaciones entre China y EE. UU. han escalado esta semana. En los últimos días, Pekín intensificó las restricciones en la exportación de minerales clave y tierras raras, a lo que Washington reaccionó con advertencias de impuestos arancelarios a gran escala. El efecto inmediato: mercados más inquietos, fluctuaciones abruptas en el dólar y aumentos en el costo del oro.
¿Qué provocó esta nueva etapa?
En primer lugar, el acontecimiento que encendió la chispa: China extendió las exigencias para la exportación de minerales estratégicos, por ejemplo, los que se utilizan en semiconductores, baterías y defensa. Para EE. UU., eso es lo mismo que “mano dura económica”. La respuesta fue inmediata: presiones diplomáticas y advertencias de “desacoplamiento” si China continúa por esa vía, así como nuevas tasas sobre productos tecnológicos y amenazas de tarifas del 100 %.
Además, el conflicto ha salido de las fábricas, abarca tarifas recíprocas en los puertos, sanciones marítimas y confrontaciones en mercados de capital. Por ejemplo, China estableció tarifas de atraque para barcos que mantenían relaciones con Estados Unidos.
Y un detalle que no es insignificante: Estados Unidos imputa a China de apropiarse de cadenas globales a través de esas regulaciones. Sin embargo, hasta el momento, las dos partes sostienen que prefieren negociaciones a escaladas rápidas.
En medio de todo esto, ¿cómo se comporta la bolsa?
Los mercados están vacilando. Las compañías de automóviles eléctricos, chips y proveedores de componentes (con alto contenido de tierras raras) son algunas de las más expuestas. Cualquier restricción en las exportaciones o interrupción del suministro les afecta directamente.
Por otro lado. Mientras exista incertidumbre, muchos inversores están buscando protegerse y el oro ha alcanzado nuevos niveles máximos.
La guerra comercial a veces pesa menos que las expectativas y rumores de una baja de tasas por parte de la Reserva Federal. Esto ha posibilitado que se produzcan rebotes cuando los resultados de las empresas son positivos.
En cuanto a divisas, el dólar ha perdido fuerza. Con estos choques, el mercado deduce que la Fed podría verse incentivada a hacer recortes más marcados.
China no queda exenta. Sus bolsas provinieron de un ciclo alcista, pero a raíz de esta subida, varios inversionistas decidieron obtener beneficios. El Hang Seng experimentó pérdidas más significativas, mientras que el índice CSI300 se redujo alrededor de un 1.8 %.
Los precios del petróleo permanecen relativamente bajos, debido a la demanda débil y al exceso de oferta; sin embargo, el conflicto comercial continúa sumando un elemento adicional de riesgo.
Dimensión macro: Los organismos se comunican
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reportó que, debido a la reducción de las tensiones arancelarias y los incentivos en Estados Unidos y China, ha aumentado su estimación de crecimiento global para 2025 al 3.2 %. No obstante, advierte que si la situación se agrava, el PIB global podría perder hasta 1.2 puntos porcentuales en 2026.
En EE. UU., por otro lado, algunos encargados de la política monetaria son más precavidos: el gobernador de la Fed, Stephen Miran, afirmó que los recientes conflictos comerciales constituyen un riesgo real para el crecimiento y que se debería reconsiderar la necesidad de una política monetaria “neutral”.
Y los voceros oficiales en Washington acusan a China de implementar acciones que ponen en peligro las cadenas globales, al tiempo que mantienen la posibilidad de un retroceso si Pekín inicia una acción.
Los que ganan, los que pierden y las maniobras estratégicas
Los sectores de semiconductores, baterías, automóviles eléctricos y electrónica avanzada están en un alto riesgo; todos ellos son industrias con un gran contenido de insumos fundamentales. Por otro lado, las empresas mineras de tierras raras que están fuera de China, los operadores logísticos capaces de transferir costos extras y las compañías con cadenas de suministro suficientemente variadas podrían estar “blindadas” en cierta medida.
Otro efecto es el aumento del nearshoring. Numerosas compañías ya predecían que era conveniente acercarse más a México, Canadá o naciones del sudeste asiático. Esta tensión lo hace más rápido. Por ejemplo, Apple ya declaró que seguirá invirtiendo en China, a pesar de la inestabilidad de este entorno.
Tres escenarios futuros potenciales (de 6 a 18 meses)
Tregua táctica: las partes involucradas suavizan sus posturas, se reinician las negociaciones y se implementan excepciones sectoriales. Tensión latente, aunque la volatilidad es baja.
Desacoplamiento administrado: los aranceles y controles se mantienen, pero con reglas explícitas. Las compañías modifican sus cadenas hacia socios similares a China (como México) o una mayor diversidad.
Guerra comercial total: barreras nuevas, aranceles generalizados, vetos mutuos y regulaciones sobre servicios financieros. Esto puede tener un impacto negativo en la inversión privada, el comercio global y la confianza.