En un giro que muchos consideraban improbable hace unos años, Meta anunció que planea recortar hasta un 30 % del presupuesto destinado a su iniciativa del metaverso durante 2026. Esta división, conocida como Reality Labs, la responsable de productos como Horizon Worlds y los visores de realidad virtual Meta Quest, ha sido históricamente un foco de enorme inversión, pero también de pérdidas millonarias.
La noticia de los recortes provocó un alza inmediata en el precio de las acciones de Meta, alrededor de un 3 a 4 % en las primeras horas tras el anuncio.
Este cambio se dio tras años en que Reality Labs acumuló pérdidas cercanas a los 70,000 millones de dólares desde 2020.
Además del recorte en presupuesto, la medida forma parte de una estrategia más amplia: Meta está reorientando su capital y su apuesta hacia la inteligencia artificial (IA) y productos vinculados, como gafas inteligentes, en lugar de insistir en mundos virtuales costosos y con adopción débil.
¿Por qué este cambio ahora?
La división Reality Labs, encargada del “metaverso” de Meta, ha sido desde su creación un drenaje de recursos. Hacia 2023 ya había perdido más de 13,000 millones de dólares.
Aunque los visores Quest y plataformas como Horizon Worlds lograron avances tecnológicos y lanzamientos públicos, su adopción comercial y por parte de consumidores no alcanzó niveles que justificaran los decenas de miles de millones invertidos.
En paralelo, la presión de los inversores y analistas creció a medida que Meta mostraba un portafolio cada vez más cargado de gastos sin retorno claro.
Al evaluar sus prioridades para 2026, la empresa decidió dar un paso atrás. No se trata de abandonar totalmente el metaverso, pero sí de reorientar recursos hacia áreas consideradas con mejores perspectivas comerciales, como la IA, infraestructura y hardware vinculado a esta.
Beneficios financieros inmediatos para Meta
El recorte del gasto en metaverso (junto con una reestructuración interna) podría traducirse en ahorros importantes para Meta. Al reducir hasta un 30 % el presupuesto de Reality Labs, la empresa podría aliviar parte del “agujero” financiero que generaba esa división.
Ese alivio resulta atractivo para los inversionistas, lo que explica la subida abrupta en el valor de las acciones tras el anuncio.
Además, al redirigir parte de ese capital hacia la IA y nuevas tecnologías (como gafas inteligentes), Meta apuesta por inversiones con un retorno potencial más claro: servicios con monetización directa, infraestructura escalable y productos de hardware más atractivos en el corto o mediano plazo.
En resumen: con menos recursos destinados a un proyecto fallido (o al menos poco exitoso), Meta puede mejorar su eficiencia, reducir pérdidas y enfocarse en negocios con mejores perspectivas.
¿Se ha enfriado por completo el “boom” del metaverso?
El recorte en Meta no significa necesariamente el fin del metaverso como concepto, pero sí señala un ajuste de expectativas a nivel corporativo. En el caso de Meta, el sueño de un metaverso dominado por millones de usuarios activos y múltiples plataformas interconectadas parece haber quedado a medias.
Muchas de las inversiones pasadas resultaron en pérdidas muy elevadas, y la demanda del público por ahora, no ha mostrado un crecimiento explosivo. Eso ha llevado a las empresas a reconsiderar sus apuestas.
Para el sector en general, esto podría significar varios cambios: menor ritmo de inversiones ambiciosas, enfoque en proyectos más modestos o especializados, realidad aumentada/virtual orientada a nichos y una mayor combinación con IA para intentar entregar valor real y monetizable.
No obstante, no es improbable que sigan emergiendo proyectos relacionados con la realidad virtual/aumentada, especialmente en áreas como entretenimiento, trabajo remoto, colaboración, educación o diseño. Simplemente, la “gran visión social” del metaverso como un universo paralelo masivo quedó dosificado.