México podría estar atravesando una recesión a finales de 2025, y sus efectos ya se empiezan a sentir en la economía diaria: menos empleo, precios más altos y un crecimiento que simplemente no despega. Factores como la inflación, el encarecimiento del crédito y la incertidumbre en los mercados han desacelerado la actividad económica, afectando tanto a empresas como a consumidores.
En este artículo, vamos a explorar qué está pasando realmente con la economía mexicana, cuáles son las causas de esta crisis y su impacto en distintos sectores. Analizaremos qué estrategias están llevando a cabo el gobierno y las empresas para enfrentar la situación y qué opciones hay para salir adelante.
¿Qué es una recesión económica?
Primero que nada, entendamos que para que un país entre en recesión, su actividad económica (el PIB) debe contraerse durante un periodo de al menos dos trimestres consecutivos. Generando menor inversión, caída en el consumo, aumento del desempleo y una reducción en la producción industrial y comercial.
De acuerdo con el INEGI, el Producto interno bruto del último trimestre de 2024 presentó una contracción, mostrando una variación porcentual de -0.6% contra el trimestre anterior.
La próxima actualización del PIB se dará el 30 de abril de este año. En caso de que el primer trimestre de 2025 mostrará otra contracción, México entraría en recesión, es decir, con un decrecimiento económico significativo.
Aranceles y su impacto en la economía
La principal amenaza para la economía del país son los aranceles del 25% que quiere imponer Trump. La agencia calificadora Fitch Ratings anticipa que México entrará en recesión este mismo año si los aranceles entran en vigor.
México, depende casi completamente del comercio con su vecino del norte, pues el 84% de sus exportaciones van a este país. Las principales industrias mexicanas, como son la manufacturera y la construcción han tenido disminuciones en el valor de su producción en términos reales este año.
Por otro lado, el tipo de cambio se ha mantenido relativamente estable y la tasa inflacionaria ha decrecido mes a mes, encontrándose hoy en 3.67%. Además, algunos expertos opinan que es poco probable sostener una política de aranceles altos, ya que sería perjudicial también para Estados Unidos, pues se encuentra en riesgo de recesión y con una tasa inflacionaria que no han podido reducir al objetivo de 2%.
Un arancel protege a la industria local a través del encarecimiento del producto extranjero, pero en economías tan interconectadas como lo es la mexico-estadounidense, provocaría una subida generalizada de precios, lo cual afectaría directamente al consumidor de ese país. El Banco de Inversión Benchmark Co. pronostica que el precio unitario de los coches que se venden en USA incrementará 5 mil dólares con una política arancelaria agresiva. De acuerdo con su informe, el precio promedio se situaría en 54 mil 500 dólares, 12% más que en 2024.
El Martes 25 de Marzo la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que aplicará aranceles de represalia a Estados Unidos en caso de no llegar a un acuerdo con Trump, después de que este pausara hasta el 2 de Abril las tarifas para los productos dentro del T-MEC y mantuviera vigente el arancel para el acero y el aluminio.
Consideramos que, si este fuera el caso, las industrias exportadoras de México podrían verse gravemente afectadas. Por ahora, el panorama es altamente incierto.
¿Qué podemos hacer ante este panorama de incertidumbre?
En tiempos de recesión, los inversionistas buscan reducir el riesgo y proteger su capital moviendo su dinero a activos más seguros, priorizando altos flujos de efectivo. Una de las opciones más comunes son los bonos del Tesoro y otros instrumentos de renta fija, que ofrecen estabilidad y menor volatilidad. También recurren a metales preciosos como el oro, considerado un refugio en épocas de incertidumbre.
En el mercado de valores, prefieren acciones defensivas de sectores como salud, consumo básico y servicios públicos, ya que su demanda se mantiene estable.
Otros optan por invertir en bienes raíces, enfocándose en propiedades con flujo de efectivo estable, mientras que algunos simplemente mantienen liquidez en efectivo para aprovechar oportunidades cuando el mercado se recupere. La clave en tiempos de crisis es diversificar y minimizar riesgos.