El SAT vs las aseguradoras y Samsung… ¿Qué dice eso de las finanzas públicas?

El Gobierno pactó con las aseguradoras para cerrar pleitos por IVA; Samsung, por su lado, busca evitar lo que considera un doble cobro de IVA en IMMEX; y Hacienda prepara 2026 con la mira puesta en recaudar más sin abrir una reforma tributaria mayor.
SAT vs aseguradoras y samsung

En los últimos días se movieron fichas importantes en materia fiscal. El Gobierno pactó con las aseguradoras para cerrar pleitos por IVA; Samsung, por su lado, busca evitar lo que considera un doble cobro de IVA en IMMEX; y Hacienda prepara 2026 con la mira puesta en recaudar más sin abrir una reforma tributaria mayor. Todo esto, en un contexto donde el déficit sigue alto y la deuda coquetea con 52% del PIB. 

Aseguradoras: cierran pleitos, pero las pólizas podrían subir

El conflicto entre el SAT y las aseguradoras nació de una diferencia en la interpretación del IVA aplicado a los pagos por siniestros. Durante años, las compañías acreditaron el IVA de facturas emitidas por talleres, hospitales u otros proveedores al cubrir indemnizaciones, bajo el argumento de que formaban parte de una operación gravada derivada del contrato de seguro. Sin embargo, el SAT sostuvo que esos pagos no representan una venta ni un servicio, sino una compensación, por lo que el IVA no debía acreditarse. Esta discrepancia generó litigios multimillonarios —estimados en más de 100 mil millones de pesos— y una prolongada incertidumbre jurídica en el sector.

Hoy, gobierno y aseguradoras se dieron la mano: se condonan adeudos pasados bajo condiciones y, de aquí en adelante, se paga como quiere el SAT. El IMEF ya advirtió la consecuencia más probable: pólizas más caras, al trasladarle el incremento al cliente.

Samsung: IMMEX en el microscopio

El conflicto entre el SAT y Samsung México se originó por la interpretación del tratamiento del IVA en las operaciones de importación temporal bajo el programa IMMEX, que permite a las empresas traer insumos del extranjero sin pagar impuestos, siempre que los usen para fabricar bienes destinados a la exportación. El SAT argumentó que Samsung debía pagar el IVA al momento de importar temporalmente componentes electrónicos, sosteniendo que la empresa se benefició de un esquema de acreditamiento indebido. Samsung, por su parte, aseguró que ya había cumplido con todas sus obligaciones y que la autoridad estaba aplicando un criterio que implicaba un “doble cobro” del impuesto, pues el IVA se pagaría tanto al importar los insumos como al vender los productos terminados. Esta diferencia detonó auditorías y créditos fiscales que, según reportes, podrían alcanzar hasta 300 mil millones de pesos, convirtiéndose en uno de los litigios más grandes en la historia reciente del fisco mexicano

En el fondo, el endurecimiento de los criterios de IVA hacia exportadoras como Samsung se enmarca en una estrategia más amplia del gobierno para fortalecer la recaudación y reducir el déficit público sin recurrir a una reforma tributaria formal, lo que refleja la creciente presión fiscal que enfrentan las grandes multinacionales en México.

2026: más ingresos por la ruta de la eficiencia

Hacienda apuesta por modernizar aduanas, ampliar base y apretar la fiscalización, con ajustes selectivos (IEPS, aranceles) para sumar ingresos. La promesa oficial es bajar el déficit hacia 4.1% del PIB en 2026 con deuda en ~52.3%. Pero hay analistas que piden cautela: si los ingresos no llegan como se promete, el déficit puede quedar más cerca de 4.5%. 

¿Esto habla de debilidad económica o de cerrar el boquete fiscal?

Un poco de ambas. El Gobierno necesita dinero y lo está buscando por la vía rápida: ganar litigios, ajustar criterios y cobrar mejor lo que ya existe. Es una estrategia entendible cuando no hay reforma estructural a la vista; el riesgo es trasladar costos (seguros más caros, cadenas IMMEX más tensas) y que el crecimiento no alcance para estabilizar la deuda.

Si la recaudación no alcanza para reducir el déficit fiscal, México enfrentaría tres caminos principales, cada uno con implicaciones distintas:

1. Mayor endeudamiento

El primer recurso es financiar el déficit con deuda pública, algo que el gobierno ya viene haciendo desde 2024. Si los ingresos tributarios no crecen lo suficiente, la deuda podría superar el 52–53% del PIB en 2026, acercándose a niveles que ponen presión sobre la calificación crediticia del país. Los intereses de la deuda ya representan más del 15% del gasto programable, lo que reduce el margen para el gasto en inversión pública o programas sociales.

2. Más recaudación “por fiscalización”

El segundo camino, que es el que el SAT está siguiendo por ahora, consiste en endurecer auditorías, reinterpretar criterios legales (como en los casos de aseguradoras o Samsung) y cerrar huecos en IVA, ISR y comercio exterior. Es una estrategia de “recaudación quirúrgica”, que busca ingresos inmediatos sin tocar las tasas generales de impuestos. Pero tiene un límite: se agota una vez que ya no quedan grandes litigios o márgenes de reinterpretación. A mediano plazo, puede generar incertidumbre jurídica y frenar inversión si las empresas perciben un ambiente fiscal más agresivo.

3. La ruta inevitable: una reforma fiscal estructural

Si ni la deuda ni la fiscalización intensiva bastan, el escenario más probable —aunque políticamente difícil— sería una reforma fiscal integral, probablemente en los primeros años del próximo sexenio. Esa reforma podría incluir:

  • Ampliar la base del IVA (revisar exenciones y tasas cero).
  • Revisar el ISR corporativo y personal, buscando progresividad.
  • Crear nuevos impuestos verdes o digitales, alineados con estándares OCDE.
  • Y, en el caso de estados y municipios, fortalecer la recaudación local para reducir la dependencia de transferencias federales.

En términos macroeconómicos, México todavía tiene espacio fiscal. La deuda, aunque va en aumento, sigue por debajo del promedio latinoamericano (≈65% del PIB). Además, más del 75% de la deuda mexicana está denominada en pesos, lo que reduce el riesgo cambiario y hace menos vulnerable al país frente a crisis externas. Por otro lado, México recauda apenas 17.7% del PIB en impuestos, según la OCDE, muy por debajo del promedio de 34% de sus países miembros, lo cual deja mucho margen para aumentar la recaudación. Sin embargo, si los ingresos no crecen y el gasto social se mantiene alto, la presión para una reforma fiscal estructural y redistributiva se vuelve prácticamente inevitable.