Desigualdad, vivienda y ciudad: ¿qué está detrás de la gentrificación en México y cómo enfrentarla?
Las manifestaciones contra la gentrificación en la Ciudad de México han desatado un debate sobre sus verdaderas causas. Aunque la migración extranjera es el blanco fácil, estudios y expertos coinciden en que el problema es estructural.
Se relaciona con la falta de políticas de vivienda, la desigualdad socioeconómica y la especulación inmobiliaria.
En opinión de la socióloga Lorena Umaña, cada ciudad en México vive un proceso de gentrificación diferente, pero todos comparten un patrón: la vinculación entre política pública y capital privado. Los gobiernos promueven proyectos de reconversión urbana y megadesarrollos que aumentan el valor del suelo y atraen capitales, sin garantizar la permanencia de los vecinos. La abogada Carla Escoffié señala que quienes se benefician son inmobiliarias, constructoras y funcionarios con poder económico.
El estudio de la Academia Nacional de Ciencias respalda esta visión al concluir que la falta de oferta de vivienda no la llegada de nómadas digitales es el principal factor del encarecimiento. La construcción de vivienda se ha frenado por intereses especulativos y burocracia, y en consecuencia las pocas viviendas disponibles se cotizan a precios elevados.
Otra causa es la insuficiente regulación del mercado de renta. Durante años no existieron controles al aumento de rentas ni políticas para frenar los desalojos. Aunque la reforma de la Ley de Turismo de 2024 introdujo un padrón de anfitriones y limitó la duración de las rentas temporales, su aplicación está en suspenso debido a litigios. De forma paralela, la economía digital fomenta el alquiler temporal porque ofrece rendimientos atractivos, algunos anfitriones gestionan decenas de propiedades.
Finalmente, la llegada de residentes extranjeros con mayor poder adquisitivo intensifica la presión sobre los barrios céntricos. En colonias como Roma y Condesa, la renta promedio supera los 16,000 pesos y las rentas más altas se localizan en Miguel Hidalgo, Cuajimalpa, Álvaro Obregón y Cuauhtémoc. Sin embargo, se trata más de un reflejo de la desigualdad que de una causa autónoma.
La protesta del 15 de julio en la capital, en la que se escucharon consignas xenófobas contra extranjeros, fue condenada por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien recordó que México es un país abierto y que el debate debe centrarse en el derecho a la vivienda.
Expertos consultados por TRT Español sugieren varias medidas.
- Primero, ampliar la construcción de vivienda social y establecer bancos de suelo público para proyectos de interés social.
- Segundo, crear leyes de arrendamiento que regulen los contratos, prohíban los desalojos arbitrarios y garanticen rentas justas.
- Tercero, fortalecer la regulación de plataformas como Airbnb mediante un padrón obligatorio y límites estrictos a la renta temporal.
- Cuarto, promover la participación vecinal en las decisiones de desarrollo urbano. La experiencia de Barcelona, donde sindicatos de vivienda han influido en la política de vivienda, demuestra que la organización comunitaria puede lograr cambios.
- Quinto, desarrollar incentivos para que los propietarios alquilen a largo plazo, como reducciones fiscales o subsidios.
Además, se requiere reorientar las políticas urbanas hacia la justicia social y la equidad espacial. El Bando 1 de la Ciudad de México incluye un índice de precios de alquiler razonable, estímulos a comercios locales y un observatorio de suelo jefatura de suelo. Sin embargo, este modelo debe expandirse a nivel nacional y complementarse con leyes federales que prohíban el uso de viviendas de interés social en alquileres temporarios.
La gentrificación es producto de una combinación de mercado inmobiliario desregulado, falta de oferta de vivienda social y desigualdad económica. Aunque la presencia de extranjeros y nómadas digitales agrava la situación, el fenómeno radica en políticas que privilegian el capital sobre el derecho a la ciudad.